Jugaba Magic y tenía que comprar revistas para ver a las chicas en pelotas. No conocía de bits ni bytes, la infidelidad era en vivo y a todo color ye incluso escribía cartas que llegaban a su destino (cuando llegaban) entre tres o cuatro semanas después de enviadas.
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Jugaba Magic y tenía que comprar revistas para ver a las chicas en pelotas.
No conocía de bits ni bytes, la infidelidad era en vivo y a todo color ye incluso escribía cartas que llegaban a su destino (cuando llegaban) entre tres o cuatro semanas después de enviadas.
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